Tierra de Hombres

24 abril, 2006

El nuevo periodismo “necrofílico”

El periodismo es una profesión en crisis desde hace algunos años, debido a varios factores. Uno de ellos, y no menor, es el descenso en el contenido que se exige a los alumnos, además de la disparidad de los conocimientos existente entre los licenciados de unas y otras universidades (cosa que ocurre no sólo con periodismo, sino también con otras carreras).

Unido a este descenso de la calidad de los contenidos mínimos exigidos, ha ido un aumento del número de estudiantes, y por ende, de licenciados, que no han hecho sino saturar un mercado que no hace tantos años parecía lucir como una de las principales salidas profesionales.

En los últimos tiempos, un medio tan global como “internet” ha apuntillado, más si cabe, a esa carrera. Ahora, cualquiera puede/podemos ser “periodistas por un día”, o periodistas por un blog, o aprendices de tal. Internet ha revolucionado el mercado de la opinión, permitiendo que muchos que no teníamos esa puerta abierta al mundo la hayamos derribado y nos hayamos construido un lugar.

Reconozco haber leído blogs hermanos donde he visto más calidad que en cualquier periódico de ámbito nacional, amén de sus filias y fobias políticas. No voy a poner ejemplos porque no es el tema que me concierne (ahora iré a ello), pero sólo hay que darse un paseo por los blogs de la Red Liberal para darse cuenta de que algunos representan a personas de cultura y preparación más que sobradas (y por cierto, siempre es un placer leerlos).

Pero volviendo al periodismo, en los últimos años ha sido tal la crisis, que el periodismo “que se lleva ahora” es el de la prensa rosa, y es el que más horas de televisión y prensa escrita ocupa, y supongo (no se si errada o no), que también de internet.

Son programas realizados para que las personas que están/estamos al otro lado de la pantalla nos olvidemos de nuestros problemas para preocuparnos (o incluso reírnos) de los que tienen o han tenido personajes de la esfera pública como el Conde Lequio, Belén Esteban, Jesulín de Ubrique, Yola Berrocal, o Pocholo… por poner algunos de los ejemplos que más sacuden mi cabeza cada vez que aparecen en el receptor de televisión.

En principio, las bufonadas de prensa rosa no son de mi estilo, pero tampoco tengo nada en contra de ellas. El dedicar un seguimiento periodístico a la operación de “ampliación de senos” de la Srta. (jeje) Yola Berrocal (creo que va por 1,5 kg. en cada una… pero no hacerme mucho caso), o a las infidelidades de Dinio (¿son contables? Y, ¿a quien el importa salvo a su pareja?), ¿es necesario? ¿Define a un periodismo de calidad? ¿O tan sólo a un periodismo de oportunidad?

No hay duda que desde que allá por los principios de los 90, Pepe Navarro empezara a sacar en su programa a especimenes como la Veneno (por cierto, de nuevo en escena), o algunos otros que habían sido poseídos en el sentido sexual de la palabra por alienígenas (y les había gustado, creo que comentaban hasta los detalles y todo), etc., seguido de cerca por Sardá (al que tantos “adoramos”), quien sacó a la esfera pública a personajes como Pozí, por poner otro ejemplo, pues no hay duda que esos han sido momentos pésimos para el periodismo de calidad, no así para la televisión únicamente preocupada por hacer que el televidente no piense en nada y se limite a memorizar chascarrillos, frases huecas y hechas y a repetir una y otra vez “Amparo, tas fumao un porro, pozí….” (cuando no lo tienen de politono en el móvil).

Ese tipo de programas deben tener, sin ser médica, consecuencias graves para el funcionamiento cerebral de los seguidores fieles (yo he sido ocasional y generalmente por accidente, al verme desposeida del telecomando, y estar demasiado cómoda en el sofá). No hay duda que el consumo en exceso de prensa rosa, provoca cambios efectivos en la vida diaria de las personas que las siguen. No es el primer caso donde al llegar el marido a casa, la mujer le dice:

- ¿Sabes lo de Carmen? Anda que… ya podía haber hecho otra cosa. Mira que quitarle el trabajo al pobre…

- ¿Carmen? ¿La vecina?

- ¡No, hombre! Carmen Sevilla, que le ha quitado el trabajo a Parada, y ahora se va a presentar Cine de Barrio, los sábados en TVE1. Él ya se lo olía, pero la llamó, y se lo preguntó, y la otra bruja se lo negó. Hay que ser mala… [continúa]

Seguramente la conversación no acabó ahí, pero no se más detalles, y esos me fueron dados por mi abuela. Vamos, pongamos que yo era el marido, y mi abuela “la mujer”, y me pasó a mí. Mi abuela, y tantas otras, se ocupan más de la vida de las “pelanduscas” (ella dixit) casi de la suya, y su tema de conversación, tanto a la hora de la partida de tute de los viernes, como del jacuzzi de las mañanas tras la gimnasia (¿os había comentado que mi abuela es muy moderna?), es ese: las pelanduscas, los pelanduscos, la Campos y la Ana Rosa.

Pero el problema actual, es la ausencia de “chicha” informativa. O al menos, de chicha interesante que vender o regalar al peso. Las buenas noticias hace muchos años que no venden, ya sean bodas, nacimientos, o simplemente el amor, y sólo venden las infidelidades, las enfermedades, y el sufrimiento en general.

El ejemplo, es la obsesión por airear cosas de personajes ya fallecidos que tiene el programa “Aquí hay tomate”, de Tele5. Comenzaron sacando del armario relaciones lésbicas entre folclóricas, con iniciales en lugar de nombres y apellidos (iniciales fácilmente identificables si conoces mínimamente el tema). Muchas de esas folclóricas, además, estaban privadas de su legítimo derecho a réplica, por la simple razón de que ya habían fallecido.

No deja de ser sorprendente que un presentador homosexual (o gay, no se cómo hay que llamarles específicamente para que no te digan que eres “homófoba” o a saber qué barbaridades), que se supone que lo ha pasado mal hasta que ha salido del armario, ahora venga a presentar un programa donde el “outing”, o extracción involuntaria de presuntos homosexuales del armario está a la orden del día. Eso, ya define mucho al presentador, en otros tiempos un periodista más de respetable ejercicio, que no disimulaba su homosexualidad, pero tampoco alardeaba de ella.

En fin, después del momento folclóricas, creo que siguieron con los toreros (enmarcando el tema en una campaña antitaurina bastante mal planteada, por cierto), y ahora, le ha tocado a Encarna Sánchez.

No se si era o no periodista, y tampoco se si lo hizo bien o mal. Pero se que mi madre estaba muy alejada de su ideología política, y cada tarde, en mi casa, se escuchaba a Encarna, mi madre a veces “la miraba” (la radio), con cara de reproche, y quizás incluso comentaba algo, pero tarde tras tarde en mi casa estaba Encarna, mientras nos daba la merienda recién salidos del colegio.

¿Es legal inmiscuirse de esa forma en la intimidad de alguien? ¿Es normal, que más allá de inmiscuirse en la intimidad, lo hagan con gente que ya está muerta? A Lola Flores le sacaron un amante secreto. A Encarna, le sacan un historial entero, todas ellas mujeres.

No se qué es el periodismo para los periodistas de carrera, pero entre los contertulios televisivos y radiofónicos que actualmente se nutren de internet como fuente de información, dando con ello datos falsos en numerosas ocasiones (es lo que tiene este medio: es tan fácil decir la verdad, como mentir, ya que las posibilidades de que te crean son las mismas, pudiendo ser desde ingeniero espacial en la NASA hasta haber participado en algún golpe de Estado en el Este europeo allá por los años 80 y conocido a no se qué insignes personajes), por cierto, con Enric Sopena a la cabeza, uno de mis “ídolos” del pas faire, ya no sólo por aportación de datos falsos (aunque no deja de darme morbo saber que seguro que nos lee por los foros AZP y sin lugar a dudas en LD ;-), y por supuesto alguno de los blogs punteros de la blogosfera), sino por ignominia ideológica, y soberbia personal.

Estas cosas, tanto el exceso de subjetividad, o mejor, la total ausencia de objetividad periodística, por un lado, como por otro y en otros sectores del periodismo, los actos rastreros y la ofensa a personas que no tienen capacidad de defensa por haber fallecido, hace que en estos momentos me pregunte qué es lo que le espera a la profesión de periodista. Quizás a más de uno que la ejerce, le disguste que una nadie como yo, comente estas miserias, pero lo hago como simple espectadora, y no me gusta. No me gusta ir a un quiosco y no saber qué periódico comprar (bueno… alguno hay descartado desde el principio), y no me gusta que me den todo masticado, y que en lugar de decirme qué ha pasado, me digan directamente lo que interpretan que ha pasado, sin más.

Se que la objetividad pura no existe, y que no es plan de pedirle peras al olmo, pero es el lector siempre el que sale perjudicado de estos casos, y yo como lectora, pediría un poco más de cordura a los periodistas en todos los ámbitos. Sobre todo, de cara a tratar de conservar una profesión que siempre tuvo solera, sobre todo en España, y que hoy por hoy, está siendo liderada por personajes que la dejan en el peor de los lugares.

Son esos buenos periodistas que se que existen, los que deben liderar esa lucha que en algún momento deberá comenzar, y a ellos es a los que una espectadora les hace esa petición. Ya no compro prensa escrita, no veo la televisión, … porque no me dicen nada.

Suerte.

Sobre todo a una especial, aunque es tan sumamente fuerte que no le hará falta, pero yo se la deseo de todas maneras y espero que prontito vuelva a dar guerra. Un beso fuerte, niña y te aprecio un montón ;-)


1 Comentarios:

Yo también me sumo a ese deseo de suerte a esa persona, a la que se le echa de menos, y que ojala pronto volvamos a tener la enorme suerte de contar con ella entre nosotros. Un besote fuerte, guapisima, y sabes que puedes contar con gente que te aprecia un montón

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