Tierra de Hombres

07 noviembre, 2005

De cómo los políticos traicionan al pueblo: el caso francés

Hace unos meses, cuando empecé a escribir aquí, París estaba en conflicto: se habían producido varios incendios en edificios donde estaban alojados inmigrantes, y habían fallecido varios. Ahora la situación es peor: los suburbios se han levantado en armas contra todos, y noche tras noche llevan a cabo una "lucha" en la que no dudan en incendiar coches, tirar piedras a policías, atacar a personas (hay herido un bebé de tan sólo 13 meses, ya que apedrearon el autobús en que viajaba, han atacado coches particulares, han asesinado a un hombre...), e incluso meterse en edificios de viviendas y tratar de prenderles fuego, obligando a los bomberos a desalojar.

Declaraciones de Chirac de hoy en TV, a los 11 días de comenzar el conflicto

“La ley tiene que tener la última palabra. La República está totalmente determinada por naturaleza a ser más fuerte que quienes quieren sembrar la violencia o el miedo, que serán apresados, juzgados y castigados”, declaró el jefe del Estado, sin olvidar la vertiente social del conflicto. “La evolución de las cosas supone el respeto a todos, la justicia y la igualdad de oportunidades. Estamos decididos a ir por ese camino”, enfatizó, antes de puntualizar que la condición previa es el “restablecimiento de la seguridad y el orden público”.

Las cuentas: coches quemados por miles, jóvenes detenidos por cientos, policías y personas heridos por decenas, y habitantes atemorizados por millones. Francia está en un difícil momento, en una crisis sin precedentes en el denominado mundo occidental, pero que muchos preveían que tarde o temprano estallaría como un polvorín. Pero no hay tiempo para lamentaciones, sólo para acciones, aunque la clase política francesa, aún en shock, no se ha dado cuenta.
Las causas: sería difícil enumerarlas todas, muy difícil, pero desde luego que no se puede culpar únicamente a los inmigrantes, pero tampoco únicamente a la administración. Al igual que se ha hecho en España con ésta última regularización masiva de inmigrantes promovida por el Gobierno socialista, en Francia en los años 70 se realizaron legalizaciones de millones de argelinos y de marroquíes (ambos protectorados franceses), para tratar de conseguir más votos, lo cual finalmente consiguieron.
La legalización en realidad no es en pleno derecho, pero sí que interesaba a ambas partes: los políticos, conseguían votos, y los inmigrantes, conseguían pensiones elevadas, casas y beneficios. Pero esa nacionalidad descafeinada es fácilmente revocable si las autoridades políticas quisieran, y no son pocas las voces populares que lo piden, pero a los políticos les sigue interesando mantenerles en el poder a cambio de un papeleta, y utilizarles en las elecciones ignorando a los franceses.
Reciben subvenciones por hijo, reciben hogares por marginalidad, reciben comida y ropa por escasez de recursos, y en muchos casos rechazan trabajos, o los pierden porque crean conflictos dentro de la masa laboral de las empresas a las que entran: en muchos casos, obligan a parar la actividad de la empresa para realizar sus rezos, exigen derechos superiores al resto de trabajadores, en el Ramadán tienen beneficios de los que los otros carecen, y se mantienen al margen, en grupos, sin relacionarse con el resto, y en muchos casos, incluso creando conflictos.
Esto ya ha llegado a España: no son pocos los empresarios que se niegan a contratar a islamistas por las consecuencias, no en cambio, como en algunos casos se quiere hacer ver, por racismo. Es tan fácil saber distinguir entre lo uno y lo otro.
Mi caso: mi propia cuñada es musulmana, y es una de las mejores personas que conozco. Mi hermano es muy feliz con ella, viven en París (en uno de los barrios más afectados por la revuelta), y llevan una vida completamente normal, al margen de conflictos culturales. Pero ésta chica tiene una carrera universitaria: sus padres tuvieron que huir de Argelia porque estaban amenazados, y ella se siente francesa y como tal actúa, y cree en Alláh y a él le reza. ¿Por qué no podrían ser compatibles ambas acepciones? En el caso de mi cuñada, lo son, y perfectamente: ha estudiado, se ha relacionado con los franceses, sus mejores amigos, de hecho, son franceses católicos, y algún judío, se ha preparado, y está trabajando, totalmente integrada.
El problema es que los suburbios en los que se han producido los primeros conflictos, son lugares donde la gente se ha negado a estudiar, carecen de una cultura mínima más allá de quizás, leer y escribir, y los inmigrantes se han dedicado a vivir, a trapichear o delinquir, y algunos que trabajaron en su día, lo dejaron porque en el delito se ganaba más. Conozco a muchísimos musulmanes que se han largado de esos barrios cuando han podido, porque no soportaban el entorno. No son marginales porque no haya trabajo, sino por que no les interes un trabajo honrado, de los de estar 8 horas currando por un sueldo mínimo. No son marginales porque no se les permita estudiar, sino porque ellos mismos son los que se niegan a hacerlo, apoyados por sus padres. No son marginales porque exista delincuencia, sino porque los que allí habitan son partícipes y cómplices de ella, ya que no denuncian a los autores, e impiden a la policía hacer su labor.
Francia, Alemania, Reino Unido, España, Holanda, Austria, etc... , toda la Unión Europea es receptora de inmigración desde hace años, pero nos hemos equivocado de camino, y a día de hoy seguimos cerrilmente tratando de autolegitimarnos, siguiendo ese mismo camino. Mi pregunta es: ¿se puede integrar a la inmigración, mediante mecanismos de discriminación?

Mi opinión es que no: no puedes tratar preferentemente a los inmigrantes, no puedes darles algo que no podrías darle a tu propia población, no puedes subvencionar cada paso que quieran dar, ni puedes excusar cada error que cometan. ¿Cómo puede ser que en las cárceles europeas, entre ellas las españolas, la mayor parte de los presos sean de fuera de nuestras fronteras? ¿Cómo puede ser que no se expulse inmediatamente a cada persona que haya cometido un delito? ¿Cómo puede ser que un policía que descubre a un inmigrante ilegal, no pueda hacer nada para iniciar la expulsión inmediata?

La política europea al respecto es absurda: guiados por la hipocresía que nos caracteriza históricamente, nos llenamos la boca a nivel internacional hablando de paz, de libertad, de progreso, de pobreza cero, de acabar con el hambre en el mundo... y en cambio lo que hacen nuestros políticos es tratar de conseguir adeptos, tratar de, sea como sea y cueste lo que cueste, seguir en el poder el mayor tiempo posible, sin importar a quien perjudiquen o dejen de perjudicar.

No les importa que el paro en el sector de los universitarios sea elevadísimo, y que los titulados tengan que acabar de camareros, administrativos u obreros de la construcción. No les interesa que como mínimo, un joven pueda conseguir su casa a los 30 y algo, y eso con muchísima suerte. No les importa que el rechazo por la inmigración vaya en aumento, debido a que se asocia, cada vez más con la delincuencia (lo malo de generalizar, pero también los datos no favorecen que se acabe con éstos generalismos). A los políticos no les importa nada de ésto.

El discurso de Chirac es tan deficiente y vacío como el de Zapatero. En lugar de afrontar el problema real, que es la integración, lo elude hablando de justicia, igualdad de oportunidades y respeto. ¿Respeto? ¿Qué opinará la familia del fallecido sobre el significado de "respeto"? ¿Y la madre del bebé herido a pedradas anoche? ¿Y los vecinos de los atacantes, tan pobres o más que ellos, que se han quedado sin coches, negocios y en algunos casos, hasta sin hogar? ¿Cómo puede haber un líder tan sumamente irresponsable que no sea capaz de hacerse fuerte ante ésta situación?

En Francia son muchas las voces que se han levantado contra Chirac, contra Villepin, mientras que la izquierda y los aquí llamados "progres" se alzan en gritos contra la firmeza de Sarcozy ante éste conflicto, quien por otra parte y afortunadamente tiene el respaldo popular, y la gente considera que tiene que ser más duro aún con los delincuentes.

Como siempre, o casi siempre, los políticos no le hacen justicia al pueblo que representan: Francia cederá ante los que han hecho ésto. Les concederá subvenciones, les hará, quizás, nuevos hogares (que no hará a los franceses de toda la vida). Y quizás hasta les pida perdón por haber nacido, y por haber sido tan malos de detenerles por quemar coches.

La política europea cada día es más ridícula y menos sostenible. No nos merecemos lo que tenemos. Y lo peor es que ésto que ha ocurrido en Francia, sólo es el prólogo a una guerra anunciada: la islamización del la Vieja Europa ya ha comenzado hace décadas, y nosotros, sumidos en nuestra más absoluta ignorancia y falta de respeto por nuestra propia Europa, en lugar de tratar de mantenernos en nuestras raíces, en los que nos ha hecho crecer como naciones y como personas, lo abandonamos todo por si acaso pudiera ofender a los de fuera. Dejamos de dar clases de religión en las escuelas, dejamos de rezar, eliminamos los símbolos religiosos de los lugares públicos, y fuera privilegios a la Iglesia Católica. Sin darnos cuenta de que le debemos tanto culturalmente, que sería imposible hacer justicia. Sin darnos cuenta de que la historia de Europa es la que es, y no la podremos cambiar por nada ni por nadie.

Lo triste es que, como siempre, a río revuelto ganancia de pescadores, y de ésta crisis se verán beneficiados los extremos: tanto la derecha radical, con el terrible Le Pen a la cabeza, como el islamismo radical, con figuras como Tariq Ramadán.

Imagen de una futurible Mezquita de Notre Dame extraída de la web France-Echos.

Conclusión: no puedes ayudar a los que vienen de fuera, si no te das cuenta de que quizás, tú mismo necesitas más ayuda. Y Europa está enferma, muy enferma: la hipocresía nos ahoga. Espero que pronto se acabe con ésta auténtica Intifada, y no lleguen a convertirla en la Yihad a la que muchos han hecho ya llamamientos.


2 Comentarios:

Hola Patricia, antes que nada, gracias por comentar en mi blog.

Un tema interesantísimo el que has puesto sobre todo por el buen criterio que aplicas.

Podría contarte lo que leo en muchos foros sobre temas similares que más ó menos resumen esto como: "...y ahora se quejan los que fueran invasores por ser invadidos.."

A mi me parece una simplificación extrema pero vale una pequeña reflexión ya que en el fondo existe un mensaje común.

Mientras las regiones desarrolladas se sigan empeñando en mantener estas enormes desigualdades sociales alimentadas por la explotación economica y cultural de otras naciones menos favorecidas creo que esto no va a dar marcha atrás, entonces, quizá, lo que habría que hacer es alentar un desarrollo real y equitativo de las naciones mas pobres para evitar ese éxodo que, justamente, se da en gran mayoría, en las clases menos favorecidas,las que sienten que habiendo perdido toda esperanza en sus propios países no les importa inmigrar y arriesgarlo todo en otros.

Sé que promover la justicia social es en la práctica un propósito casi utopico pero si no empezamos por comprender que nuestra naturaleza humana es la misma y, que a pesar de las diferencias culturales cualquier individuo aspira al bienestar pues ese abismo de injusticia social seguirá siendo generador de conflictos y los mán intolerantes calificarán esto con tufillos izquierdistas ó comunistas... :)

¿Globalización? Es una gran falacia; nunca se priorizó la globalización de los derechos a una vida mejor, a la educación y salud, a una distibucion no igual pero si equitativa... el modelo neoliberal nos ha llevado a esta deprimente situación actual lamentablemente el mundo desarrollado sigue viviendo de espaldas al resto.

Es un tema larguísimo y complejo por sus aristas pero, que bueno que lo abordes con un pensamiento claro y ponderado.

Un abrazo y salu2
Hola de nuevo, Arturo:

Para empezar, voy a comentarte una cosa: yo creo en la globalización, pero no creo que éste sea el momento ni ésta la forma en que se aplique. Y sobre todo, no creo que nuestros políticos, todos, los de todas las ideologías y países, estén preparados para gestionarla. En absoluto. Creo que la globalización algún día llegará a ser completa, y ojalá mis nietos lleguen allá :).

Por otra parte, no soy capaz de criticar el neoliberalismo, o el capitalismo, ni de achacarles la culpa de toda ésta situación: ¿de verdad consideras que tienen tanto poder? ¿No crees que más bien, se trata de personas y empresas concretas, que de ideas? Ninguna idea puede ser mala en sí misma, el equívoco está siempre en la entonación y aplicación que cada cual quiera darle. Y así como el comunismo, así a lo bruto, suena estupendo (yo en mi día fui próxima al movimiento... la juventud, ya sabes ;-) ), también el neoliberalismo tiene sus puntos: la liberalización del mercado, supresión de ayudas públicas a sectores que ahora, viven de ellas (por ejemplo, la hiperfinanciada agricultura europea, neoliberalísticamente perdería interés).

Sería excesivamente fácil buscar culpables por ideas: suena a simplismo, y si algo nos ha demostrado la historia, es que nada es lo que parece, y nada es simple.

Y respecto a la inmigración, y al problema de la pobreza: yo soy partidaria de los programas de desarrollo. Estoy muy familiarizada con ellos, he participado en alguno, pero con un matiz importante: desde aquí se gestiona absolutamente todo, no existe contacto entre las administraciones locales de los países que reciben ayuda, y nosotros. Se selecciona un territorio, se averiguan sus necesidades, y a la par, se califica el grado de confianza que pueden inspirar las autoridades locales. De eso dependerán las relaciones. Y eso conlleva que todo el dinero que sale de España, va a parar a quien lo necesita, y no a caciques estafadores.

La corrupción es absoluta en el tercer mundo: es un legado que aprendieron rápido del primer mundo, pero se perdieron la lección en la que se enseñaba a ocultarla. Y eso pone una auténtica barrera a la hora de enviar más fondos. ¿O crees que es porque no queremos?

Te pongo un ejemplo cercano: Marruecos. Desde la UE se han iniciado programas de apoyo de todo tipo con Marruecos, se les financia programas de desarrollo, se dan subvenciones a empresas europeas que quieran instalarse allí, se les da dinero por luchar contra la inmigración, ... vamos, dinero dinero y dinero. Y aún así, en Marruecos hay gente que se muere de hambre. ¿Cómo es posible?

Muy sencillo: ¿sabes que el Rey de Marruecos controla el 80% de la industria existente en su país? ¿Sabes que tiene su dinero en Francia, y es uno de los mayores capitales del país? ¿Sabes que la cantidad que se le asigna anualmente, es 20 veces la cantidad que recibe la Familia Real Española? Yo soy monárquica, pero te aseguro que si nuestros Reyes exigieran (se limitan a recibir lo que se les concede), les mandaba a Estoril (localidad portuguesa donde estuvieron exiliados hace más de 50 años).

Ese es un ejemplo, pero hay muchos, tanto a nivel nacional como local.

Yo veo que el problema principal, está en nuestros dirigentes, los del primer mundo y los del tercer mudno: a los primeros, no les interesa una democratización efectiva del tercer mundo, porque tal como está les es útil para realizar sus fechorías económicas y sociales (¿sabes algo del Genocidio de Ruanda y Burundi? ¿De la situación de Haití? ¿Y de la intervención francesa en ambos?).

Y por otro lado, a los países del tercer mundo parece que tampoco es que les interese demasiado salir adelante, ya que al margen de las necesidades de la población (que trae sin cuidado a los presidentes), viven fenomenal: si hay que endeudarse, se endeuda uno, si hay que pedir créditos se piden, y si hay que aceptar sobornos, se aceptan. Pero todo con dinero por medio.

El caso más hiriente es el de Lula: todo el mundo confiaba en él. Yo misma, con una ideología muy centrista y poco amiga de utopías, confiaba en el cambio posible. ¿Cómo terminó? Como el resto. No existe diferencia entre él y los otros.

Por eso te digo, que la globalización quizás podría ayudarnos en éste campo: por ejemplo, hay una política social que los países del tercer mundo tendrían derecho a exigir de las empresas que se instalen en sus territorios: Políticas de Reinversión de Beneficios- es decir, que se les concede permiso para producir, se les permite utilizar fuerza de trabajo, pero a cambio, de los beneficios obtenidos tienen obligación de invertir en el propio país un porcentaje, llámalo X. ¿Te imaginas a Marruecos exigiendo eso? ¿O a Taiwan? ¡¡Ni hablar!! ¿Y si algún político pierde sus "subvenciones personales"?

Ésta lucha tiene que ser entre todos, pero no con ideologías, sino con justicia, y lo justo sería acabar con la corrupción y que desde éste hipócrita primer mundo, empecemos a devolver parte de lo que debemos. O simplemente, a pagarlo que con eso sería suficiente. Sólo tienes que echarle un ojo a la lista de los hoteles que hay en las zonas turísticas de América Latina, y después mirar de dónde son: España, Francia, Reino Unido, ...

Quien sabe si pronto acabemos con ésta hipocresía que tenemos, y empecemos a convivir. Yo tengo esperanzas, aunque vamos a sudar jejeje. Y de veras que en la medida de mis posibilidades, lo hago, pero a veces desde los propios países receptores se nos ponen de una manera...

Un abrazo fuerte, y leí lo que me contestaste. A ver si mañana o pasado te respondo yo ;-)

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