Tierra de Hombres

16 mayo, 2006

Madrid


Madrid, esa gran ciudad. Esa gran ciudad que hace dos años sufrió el mayor atentado que ninguna ciudad europea ha sufrido. No quiero hablar de todo lo que ha ido surgiendo desde entonces en torno a agujeros negros como se ha denominado las pesquisas de Fernando Mugica en el diario El Mundo. O todo lo que ha ido sacando Luis del Pino en LD. No, no es a eso a lo que quiero dedicar este post, aunque cosas relacionadas con esta masacre siguen saliendo todos los días.

De lo que quiero hablar ahora mismo es de las sensaciones que tuve cuando baje del tren que me llevó desde Alicante, y que me dejó en la Estación de Atocha. En un principio solo ves gente, y más gente, pero de repente tu subconsciente te arrastra a dos años atras, un 11 de marzo de 2004. Y según te vas acercando a las escaleras mecánicas que te llevan de la zona de las vias a la estación en si, y ves los trenes, similares a los que explotaron en ese mismo lugar, te vas sobrecogiendo, y el cuerpo se hace pequeño, prácticamente ridiculo. Se te ponen los pelos como escarpias, luego según subes, y te viene a la cabeza la imagen que se han repetido hasta la extenuación de la mujer subiendo por ese mismo sitio cuando tiene lugar la segunda explosión, y salir disparada hacia arriba.

Es increible los recuerdos que puede tener tu conciencia 2 años después. Pero por eso es necesario que todos los agujeros negros que se han ido levantando se nos revelen a todos los españoles. Ya no solo por la sociedad en si, sino porque hay familiares, amigos de 191 personas que en estaciones como Atocha se dejaron la vida aquel fatídico día que necesitan saber que fue lo que realmente allí ocurrió. Y por supuesto, tampoco podemos olvidar a la víctima 192, el GEO que posteriormente falleció en Leganes, y cuya tumba ha sido levantada repetidamente desde entonces.

Es imposible representar con palabras los sentimientos que tiene uno cuando visita algún lugar que le trae algún recuerdo en la memoria, en la consciencia, sea bueno, regular, malo o peor. Pero dos años después somos muchos los que queremos saber la verdad sobre lo que ocurrió este fatídico día en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y el Pozo del Tio Raimundo. Y como ocurrió con otros episodios malditos de nuestra historia, como los GAL, la verdad terminará saliendo a la luz

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