Tierra de Hombres

10 marzo, 2006

¿Qué se siente?

Es media tarde, y oyes la puerta. Tu cuerpo empieza a temblar. Te vas al rincón más alejado de tu casa, y te pones a disimular... si fuera posible, porque no es fácil disimular el miedo.

Empiezas a escuchar los pasos: tam.... tam.... tam.... tam.... Rezas por que paren, porque no se aproximen a tí, pero los sigues escuchando.... tam.... tam....

La puerta se abre, esa puerta que rezabas por que te mantuviera a salvo. Se va entreabiendo despacio, a la vez que tus venas y nervios también se van abriendo y empiezas a sudar. Ves como por el hueco, se empieza a dibujar su sombra, que va tomando la forma que ya conoces, la forma del terror. La puerta se abre del todo, y da un paso para pararse ante ella, desafiante. Te mira como si fueras un animal, o peor, como si no fueras nada, como si no valieras nada, y te grita, te denigra, te insulta.... no dices nada, te quedas quieto, inmóvil, salvo los temblores que ya no puedes detener, desde los dientes hasta el bello te tiembla. Miedo.

Te sometes, escuchas y sólo pides que acabe, que termine ya. No le rechistas, no le llevas la contraria. Miedo.

Pero él se envalentona. Empieza a reir. Le gusta que sientas miedo, y se va acercando.

Tam.... tam.... tam....

Se agacha hasta poner su cara frente a la tuya:

- ¿Tienes miedo, eh? ¿Tienes miedo, mierdecilla? ¡No vales nada! ¡Nadie te quiere! ¡Vas a pagar por lo que has hecho!

Temes alzar la vista. La tienes clavada en tus rodillas, dobladas en la posición fetal que adaptaste en el momento en el que escuchaste la puerta. Te aprietas las rodillas contra el tronco, llegas a hacerte daño, piensas que conseguirás que se canse...

Ya son muchos minutos. Te pones a pensar: ¿qué he hecho esta vez? ¿Por qué está enfadado conmigo? Me he vuelto a equivocar.

Él se cansa. Quiere pelea, y no lo consigue. Así que ves cómo el fuego nace de su mirada, y se clava en tí. Sientes que vuelve a empezar la locura.

Te agarra de los hombros, y te zarandea fuerte. Te duele todo, pero sobre todo el miedo. Gimes, lloras bajito, por miedo a que se enfade más.

Pero aún así, aún tratando de paralizar las ganas de gritar y pedir socorro, él se enfada más, y te suelta, alzando una mano.

Ahí está, arriba del todo. Tú la miras: dura, tensada, llena de ira. Se acerca.

En la cara. La mejilla te duele. Te pones las manos en ella, y esta vez, ya no puedes parar de llorar, y lloras fuerte. Se enfurece, y te pega más.

Así hasta que, cansado, decide parar. O quizás es que hay fútbol en la televisión. O quizás ha quedado con alguien y se tiene que ir....

Te quedas quieta, tirada en el suelo, magullada por dentro y por fuera. Y agradeces, encima, que todo haya terminado de una vez. Agradeces que haya parado. Y sigues pensando: ¿qué hice esta vez para merecerlo?

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Su nombre es Alba. Tiene 5 años, y es de Barcelona. Lleva varios días ingresada en un hospital, en estado muy grave, a consecuencia de un "traumatismo craneoencefálico".

Su padrastro, un hijo de puta, la maltrataba. Quizás ésto fue lo que Alba pensó, con esos 5 años, más de una vez al escuchar la puerta de su casa abrirse a la hora de llegada del maldito que casi la mata. Quien sabe.

La niña ahora está en estado crítico, esperan que pueda recuperarse, pero no saben qué secuelas le van a quedar después de la paliza.

Su madre, después de tanto tiempo consintiendo estos maltratos, se ha acercado al hospital, anteayer, a verla. Ahora le importa.

Cuando su pareja se encerraba con la niña en la habitación, y seguramente escuchaba a Alba llorar, gritar, pedir ayuda, no le importaba. Le decía, por lo visto, a su novio que no le gustaba mucho que lo hiciera... pero seguía consintiéndolo.

Alba ya había sido ingresada más de una vez en el hospital, mas las veces que la paliza que hubiera recibido no le llevaran al hospital y quedara todo en casa.

Su madre ahora llora, y lamenta todo lo ocurrido. Su madre es esta:


Tiene mi edad, 27 años. sólo de pensar que a un hijo mío le pasara la mínima parte de lo que le pasó a Alba, me salen lágrimas y malas ideas: VENGANZA. Pero yo se que jamás consentiría a una pareja, por mucho que le quisiera, ponerle un sólo dedo encima a un hijo mío.

Además, por lo visto la extraña pareja que formaban la madre de Alba y su novio, habían acusado al padre biológico de Alba de los maltratos anteriores...

La hermanastra de Alba, la hija del maldito hijo de perra que intentó matarla, había intentado avisar de lo que le pasaba. Ni siquiera soy capaz de reproducir la cantidad de barbaridades que vio esa pobre niña que se hacían contra Alba, porque es absolutamente increíble: atarla, amordazarla, obligarla a comer su propio vómito... agresiones físicas...

5 años, Alba tenía 5 años.

Su madre, ahora, repito, en libertad con cargos, declara que ella había notado algo. Que Alba solía ser muy cariñosa, y cambió "de repente", volviéndose callada, extraña, miedosa, y que no se separaba de ella cuando estaba en casa. Ahora, cuando casi se queda sin hija. Ahora, cuando se quedó sin ella (por suerte, porque ha demostrado no estar capacitada para criarla).

Alba es un nombre propio, un caso conocido públicamente, pero tras este caso, hay miles, muchos miles, de maltrato doméstico. Los casos de niños son los más dolorosos si cabe, porque un niño es el ser más indefenso del mundo, y el que debería estar más protegido, en teoría.

En España nos hace falta una ley de Violencia Doméstica, donde se proteja al conjunto familiar frente a alguna amenaza que pudiera surgir del propio núcleo, sea quien sea. La Ley contra la violencia de Género es una ley coja, porque esa es simplemente una clase más de violencia doméstica. Hace falta esmerarse más en dar armas legales para proteger a todos los miembros de las familias frente a la violencia interna, sea de tipo físico o psíquico.

Cuanto antes se haga una ley fuerte que luche contra todo tipo de violencias, antes solucionaremos un problema que viene de antiguo, pero que hasta ahora parece que no se le ha prestado tanta atención (¿cuántos niños no habrán sido asesinados?).

Tenemos que proteger a las familias de sí mismas. Tenemos que darles el apoyo legal que necesitan.

Por una Ley Contra la Violencia Doméstica

Para Alba: ojalá te recuperes y seas feliz. Que jamás tengas que volver a sentir miedo de una puerta, o de una persona, o de nada. Te deseo que puedas ser niña.

De corazón, con todo mi cariño.


1 Comentarios:

Me ha encantado este post.

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