Tierra de Hombres

27 marzo, 2006

Mar

Ayer estuve todo el día viendo regatas de remo, un deporte que practico y que me apasiona, lo reconozco. Me fui a Gandia, en la provincia de Valencia, donde comenzaba la liga de clubes. Vamos, toda la mañana viendo faluchos, remo de banco fijo, yendo y viniendo por sus calles, sufriendo a lo largo de 2000 m, con todo el sufrimiento físico que conlleva, bajo un sol de justicia que ayer tranquilamente rondaria los 30ºC.

Todo el día animando a mis compañeros de fatigas diarias de entrenamiento, he de decir, que tuvo su recompensa, tras ganar su serie, luego su semifinal, y la final, aunque de forma muy apurada, todo haya que decirlo. Lo importante, después de la travesia Santa Pola-Tabarca-Santa Pola, y la primera regata corta, ya llevan 2 de 2, y sin ningún resultado a descartar, que también es muy importante.

Bueno, que después de todo el dia, como corresponde a una persona con la piel bastante blanca, como es mi caso, terminé colorado, colorado, por no decir bastante rojo. No es un color que ideológicamente me guste, evidentemente, pero la sensación de tirantez en la piel es insoportable. Y ahora empezará lo peor, a pelarme, a picarme todo, a no poder rascarme. Y aun estamos al principio, aun falta toda la temporada, y todo el verano, aunque lo malo es la primera fase, luego ya viene todo rodado.

El sol, ese astro energético que da tanta vida, cuando lo coges por primera vez en el año, molesta, pero desde luego que es una de las grandes satisfacciones que puede tener el vivir al lado del mar, y que la gente que no lo tiene viene a buscar en verano. Lo reconozco, no sería capaz de vivir si no tuviese al lado el sol, pero sobre todo, el mar. Y es que como dice Serrat, nací en el Mediterraneo

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