Tierra de Hombres

03 diciembre, 2005

Reflexiones sobre filosofía política I: conceptos de izquierda Vs. derecha

Desde el principio de los tiempos, allá cuando el mono evolucionó (según dicen, aunque habría que saber si en realidad no involucionó) hacia el animal humano, siempre se ha caracterizado por un ánimo casi enfermizo por clasificarse y diferenciarse entre sí: se clasificaban, en un principio, en relación al trabajo que desempeñaban, unos cazadores, otros recolectores, y otros se encargaban de defender la tribu. Después, cuando empezaron a descubrirse maneras de controlar el entorno como la agricultura, la ganadería o el fuego (éste para resistir la bajada de temperaturas sin tener que irse a otro lugar más cálido), el hombre comenzó a establecerse en lugares determinados, pasando de luchar por conseguir comida con otros hombres, a luchar por defender su territorio de otros.

Comienza, así, el sentimiento de pertenencia, de posesión del medio, y más aún, se agudiza la especialización laboral, así como la clasificación: ya era evidente que una tribu situada en un punto determinado, era diferente a las situadas en otros, con lo cual, el hombre se dedicó a la clasificación interna dentro de la tribu. Y así, se establecieron unas jerarquías donde manaban pocos, y servían muchos.

Pero más aún, esa clasificación empeoró, o al menos se profundizó, con la información, y la capacidad de dominarla, es decir, la educación. Los poderosos, podían saber, mientras que los pobres, carecían de conocimientos como para poder ascender socialmente dentro de cada civilización.

Y en todas ocurrió éste mismo suceso de manera paralela, aunque a distintas velocidades: desde la egipcia, a la mesopotámica, pasando por la etrusca o la griega, todas han centrado sus clasificaciones en la retención de la información por parte de los poderosos.

¿Qué significa ésto? Que la información, o el saber, es poder, y combate al poder.

Con la evolución de algunas civilizaciones, en concreto la occidental a la que pertenecemos (o eso dicen), ésto no ha cambiado. Sí, poseemos los recursos para acceder a parte de esa información, o educación, pero desde luego e indiscutiblemente, no a toda, y mientras, las jerarquías de poder siguen estableciéndose a la usanza de las antiguas civilizaciones grecoromanas, pero con una salvedad: ahora, nos dedicamos a clasificarnos en dos conceptos políticos, que son la derecha y la izquierda.

El simplismo de ambos conceptos puede llevar a la indignación a una persona míminamente racional: puedes buscar definiciones precisas de ambos, y no encontrarás más que disertaciones, vueltas de tuerca y vacilaciones ante dos conceptos tan poco determinativos, tan alejados de una realidad actual, que huelen a naftalina. ¿O acaso alguien es capaz de plantear las premisas de una u otra en sus términos políticos? En el DRAE, las definiciones que se apuntan son las siguientes:

derecho, cha.
(Del lat. directus, directo).

1. adj. Recto, igual, seguido, sin torcerse a un lado ni a otro. Esta pared no está derecha
2. adj. Justo, legítimo.
3. adj. Fundado, cierto, razonable.
4. adj. directo ( que va sin detenerse en puntos intermedios). Id derechos al asunto
5. adj. Dicho de una parte del cuerpo humano: Que está situada en el lado opuesto al del corazón. Los diestros utilizan la mano derecha
6. adj. Que está situado en el lado opuesto al del corazón del observador.
7. adj. Que cae hacia la parte derecha de un objeto. El jardín que hay a la parte derecha de la casa
8. adj. Dicho de lo que hay en una cosa que se mueve: Que está en su parte derecha o cae hacia ella, según el sentido de su marcha o avance. El faro derecho del autobús La orilla derecha del río
9. m. Facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida.
10. m. Facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor, o que el dueño de una cosa nos permite en ella.
11. m. Consecuencia natural del estado de una persona, o de sus relaciones con respecto a otras. El derecho del padre Los derechos de la amistad
12. m. Acción que se tiene sobre una persona o sobre una cosa.
13. m. Justicia, razón.
14. m. Conjunto de principios y normas, expresivos de una idea de justicia y de orden, que regulan las relaciones humanas en toda sociedad y cuya observancia puede ser impuesta de manera coactiva.
15. m. Ciencia que estudia estos principios y preceptos.
16. m. Exención, franquicia, privilegio.
17. m. Facultad que abraza el estudio del derecho en sus diferentes órdenes.
18. m. Lado de una tela, papel, tabla, etc., en el cual, por ser el que ha de verse, aparecen la labor y el color con la perfección conveniente.
19. m. p. us. Sendero, camino.
20. m. pl. Cantidad que se paga, con arreglo a arancel, por la introducción de una mercancía o por otro hecho consignado por la ley. Derechos aduaneros, notariales
21. m. pl. Cantidad que se cobra en ciertas profesiones, como la de notario, arquitecto, etc.
22. f. mano derecha.
23. f. Dirección correspondiente al lado derecho. Tuerza por la primera a la derecha
24. f. Camino que llevan los perros cuando siguen la caza.
25. (Por la posición que ocupaban los componentes en las asambleas de la Revolución Francesa). f. En las asambleas parlamentarias, los representantes de los partidos conservadores.
26. f. Conjunto de personas que profesan ideas conservadoras.
27. f. ant. Conjunto de perros de caza que se sueltan, según determinadas reglas, para seguir la res.
28. adv. m. derechamente.

izquierdo, da.
(Del vasco ezkerra, izquierda).

1. adj. Dicho de una parte del cuerpo humano: Que está situada en el lado del corazón. Mano izquierda Ojo izquierdo
2. adj. Que está situado en el mismo lado que el corazón del observador.
3. adj. Que cae hacia la parte izquierda de un objeto. El jardín que hay al lado izquierdo de la casa
4. adj. En las cosas que se mueven, se dice de lo que hay en su parte izquierda o de cuanto cae hacia ella, considerado en el sentido de su marcha o avance. El faro izquierdo del autobús La orilla izquierda del río
5. adj. zurdo.
6. adj. Dicho de una caballería: Que por mala formación saca los pies o manos hacia fuera y mete las rodillas hacia dentro.
7. adj. torcido (que no es recto).
8. f. mano izquierda.
9. f. Dirección correspondiente al lado izquierdo. Tuerce a la izquierda
10. (Por la posición que ocupaban los componentes en las asambleas de la Revolución francesa). f. En las asambleas parlamentarias, conjunto de los representantes de los partidos no conservadores ni centristas.
11. f. Conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras.

Si atendemos a ésta definición del DRAE, tenemos que la derecha política es el camino recto, acertado, privilegiado, justo, razonable, legítimo, y conservador, además de ser en el terreno sentimental "lo opuesto al corazón", mientras que la izquierda es el lado torcido, ideas reformistas y "el lado del corazón".

Pero es peor otro punto: para identificar ambas corrientes, hay que retrotraerse hasta, nada más y nada menos, que la Revolución Francesa, es decir, al S. XVIII. ¿No es acaso ese simple dato indicativo de que ambos conceptos están anticuados?

Porque, por ejemplo, decir que la izquierda es reformista, y la derecha conservadora, es como decir que la derecha jamás haría un cambio, y la izquierda lo único que hace son cambios. ¿No es simplista? ¿Acaso queremos asegurar que ninguna de las corrientes puede tener variaciones, identificándolas con cosas tan concretas como el terreno conservador y el reformista?

Más aún, se alude a conceptos emotivos: la izquierda, es corazón, la derecha es lo contrario. ¿Alguien es capaz de alimentarse a base de su corazón? ¿Es que la izquierda sólo se dedica a las emociones, y la derecha a todo lo contrario? Lo mismo que en el caso anterior, también habrá matices.

También se añade que la derecha es el camino de la justicia, de la legitimidad, es decir, el correcto, mientras que la izquierda es el camino torcido o equivocado. ¿Quiere eso decir que la derecha jamás se equivoca, mientras que la izquierda siempre lo hace?

Es un simplismo tan absurdo, que dan ganas de llorar. O peor, de tirarte de los pelos, cuando tratas de buscar entre los partidos actualmente representados en los parlamentos mundiales a los que pudieran representar a una u otra corriente: el resultado es negativo en todos los casos, y en todos los países, ya que ni izquierda ni derecha existen ya.

Es lo que tiene la evolución: la izquierda ha pasado de defender posturas radicalmente contrarias a la industria privada, y defensoras de industrias públicas donde todos trabajaran para el poder (porque sí, la izquierda también defendía unos órganos de poder, hirientes en el caso de los soviéticos que esclavizaban a su población en las industrias contaminantes, y a cambio les daban apenas algo qué comer y un techo), a defender el denominado "Estado del Bienestar" (no de manera exclusiva, ya que la derecha también lo defiende en otros términos), dónde las empresas son privadas y el Estado se concede el derecho de legislar sobre las condiciones en las que cada obrero desarrollará su trabajo, así como de intervenir si fuera preciso. En cambio, la derecha se dedica a defender el Estado del Bienestar, igualmente (con matices que diferencian ambos, claro está, pero en términos generales, el concepto ofrece muchas similitudes) desde la no intervención, liberalización del mercado y competencia en igualdad de condiciones (relativo ésto, claro está, ya que el mundo de por sí, es desigual).

Lo concreto es que nosotros, en el año 2005, estamos utilizando una terminología política del S. XVIII, donde achacamos a la derecha, simplemente y por contraposición, lo que no es la izquierda, pero a la vez, desconocemos sin lugar a dudas lo que es la izquierda. ¿No nos hemos perdido en alguna de éstas etapas evolutivas de la esfera política? ¿No nos estaremos equivocando de terminología?

Por ejemplo, la izquierda asume como propia la lucha contra la pobreza y el hambre en el mundo: ¿acaso a la derecha no le preocupa? ¿Acaso desde la derecha no se participa activamente en labores para paliar, en la medida de lo posible, éste dolor mundial?

Otro elemento muy utilizado, es la globalización: se supone que es un invento de la derecha para enriquecerse más y aumentar las desigualdades. ¿Pero no es la izquierda la que defiende los subsidios agrarios, una de las mayores causas de que los países del tercer mundo no puedan competir en el primero con nuestros hipersubvencionados productos agrícolas? ¿No es también la izquierda la que habla de multiculturalidad y de abolición de fronteras?

Más: la lucha anti-sistema. Todo órgano de poder, está mal visto. ¿Y no era la izquierda soviética la que controlaba hasta las conversaciones de su pueblo? ¿No era la izquierda la que controlaba todo tipo de elemento social, tanto de interrelación entre personas, como de recursos económicos o macroeconómicos?

La izquierda, supuestamente, se atribuye los derechos del obrero frente a una derecha que se atribuye la defensa del empresario, y yo me pregunto: ¿y si los empresarios, que son los que disponen de recursos económicos para crear industrias, decidieran meter ese dinero a plazo fijo y evitar problemas? ¿Y si los empresarios no financiaran industrias, y no dieran trabajo a unos obreros? En éste punto, ¿no es obligado llegar a un entendimiento, sin tener que tirar para uno u otro lado?

Aplicando el término de "izquierda", o el de "derecha" a la actualidad, se me hace imposible identificar a unos partidos con una determinada corriente. Ya se que Zapatero habla de izquierdas, se identifica como rojo, y se erige como defensor de las mujeres (aunque de hecho, son las derechas las que tienen a las mujeres más preparadas y les dan la posibilidad de ascender más rápidamente, para ejemplo, Ángela Merkel), pero no como sí el lo hiciera, sino dando a entender que es el único que lo hace.

Creo que hay que comenzar a hablar de futuro en España, y eso parte de la superación de viejos recursos como el de la clasificación entre izquierdas y derechas, que a día de hoy, en relación a partidos, ya carecen de valor de identificación. Los tiempos han llevado a que lo que históricamente era como el agua y el aceite, se haya aproximado en términos generales hasta un mismo camino, sin lugar a dudas lleno de matices y de diferencias respecto a muchas cosas, pero el final es el mismo, y ésto se ha producido por una simple razón.

En la Revolución Francesa, que fue la que originó la clasificación de la que hablo, se produjo una reolución de ideas, y se trató de dar a conocer cierta información al pueblo que de otra manera, quizás no hubiera adquirido. Pero hoy en día (y gracias en parte a la globalización), la información es gratuita y todos los políticos defienden de una u otra manera la defensa de la educación y la preparación de la población, con lo cual, la revolución de ideas ya no es necesaria. Hoy en día, es el pueblo lo que importa, y lo único que hay que hacer es centrarse en cumplir con sus deseos, y satisfacer sus necesidades. En la RF, las necesidades que se satisfacían eran las de los revolucionarios, ya que el pueblo, no sabía ni que tenía dichas necesidades.

El ahora, es un ahora del pueblo, ya desde hace años, es el pueblo el que dirige la vida política del país. Es el pueblo el que vota a unos u otros, es el pueblo el que tiene el poder y lo administra según le apetece. Es el pueblo quien decide en qué momento deben gobernar unos, y en cual deben gobernar otros.

Es por eso que no estoy de acuerdo con esa clasificación de izquierdas y derechas, no puedo decir que yo sea de derechas, porque creo en el Estado del Bienestar, porque creo en la ayuda humanitaria y la ayuda al desarrollo, porque creo que hay que tratar de acabar con las desigualdades... Ahora, todos queremos lo mismo, y no porque seamos de derechas o izquierdas, sino simplemente, porque el mundo evoluciona más rápido que los políticos. Mucho más.

Una vez más, el pueblo supera a su clase política dándole lecciones de modernidad, mientras que ellos sólo nos dan lecciones de lucha de poder.

¡¡Bien por el pueblo!!



2 Comentarios:

Cierto es que los conceptos izquierda y derecha han quedado vacios de significado, si es que algun dia lo tuvieron. Sus argumentos me parecen suficientemente solidos.

Por el contrario, no comparto la opinion de que el pueblo ha evolucionado mas que sus políticos. Los politicos salen del pueblo y por tanto son una misma cosa.

El pueblo condiciona la evolucion humanistica de los politicos impidiendo su eleccion si no presenta programas que satisfagan sus necesidades, asi pues un politico que pretendiese realizar politicas ambiciosas de apoyo al tercer mundo en detrimento de un porcentaje del salario, tendria poco que hacer frente a otro politico que mintiese con demagogias de apoyo al tercer mundo y que mintiese igualmente prometiendo jugosas subidas de los salarios o beneficios de otra indole. Al pueblo suele gustarle su propio bienestar mas que el de los demás, Luego en el café gusta de platicar sobre la pobreza en el mundo pero con su propio estómago lleno.

Los politicos, una vez en el poder, algunos tienden a enriquecerse y olvidarse de la pobreza una vez que ellos han dejado de ser pobres, otros mantienen sus principios y sus ideales luchando con honestidad y vocación para mejorar las condiciones de su pueblo y contribuir en lo posible a la mejora de la humanidad en general, pero éstos se ven a menudo condicionados por demandas e intereses contrapuestos, tanto de sus propios representados como de sus propios colegas.

Puede suceder que de un pueblo poco cultivado, haya surgido una clase politica mediocre y debil. En este caso, es mas que probable que la convivencia se vea infectada por la corrupcion y un estado de malestar permanente que deberá achacarse en conjunto al pueblo y a sus politicos.

Puede suceder que de un pueblo poco cultivado, haya surgido una clase politica notable.y culta. En este caso, ese pueblo puede ser bien conducido, aprender y superarse hasta llegar en algunas decadas a ser prospero y civilizado. Excelente obra de los politicos basicamente.

Puede suceder tambien que un pueblo rico y de tradicion culta se haya maleado a causa del natural egoismo humano y acabe en la ruina.

Existen muchas posibilidades de que los unos y los otros intercambien el protagonismo hacia la evolucion o la involucion.

Creo que el pueblo y sus politicos son lo mismo y han evolucionado juntos.

Viva el pueblo.

Saludos y felicidades por su blog Sr. o Sra. Pasota
Gracias por su comentario, Ser.

Entiendo lo que quiere expresar, pero creo que hay una realidad que ha obviado: la gente no vota un programa electoral concreto. Dudo mucho que llegue al 1% el número de personas que se lo leen ante unas elecciones, y en todo caso, leerán el programa del partido que vayan a votar casi con total seguridad. La cultura política no está demasiado arraigada entre la población, lo cual, es un handicap a la hora de presentar exigencias a los representantes ante una acción política no deseada.

Por otra parte, le doy toda la razón respecto a los políticos antes y después de las elecciones, pero la cuestión es que la vida política actual conlleva tantos condicionantes, que muchas veces nos es imposible abstraernos de ellos y ejecutar las políticas prometidas. Un ejemplo: la participación de España en la intervención en Iraq. Fue una deuda, grave, ciertamente, pero una deuda al fin y al cabo, contraida por España ante varios apoyos recibidos de EEUU (tras la invasión marroquí de Perejil, en la lucha contra ETA, apoyos en reuniones internacionales, apoyos a empresas españolas, entrada de EEUU en la ONU, etc.). ¿Podría haber ignorado Aznar todo eso, y haber negado su colaboración? Pues, desgraciadamente, era una irresponsabilidad. Otra cuestión es la legitimidad de la intervención, así como la legitimidad de la ONU para oponerse a ella, donde, en ambos casos, encuentro puntos de invalidez, y puntos de razón.

Y otro caso, el contrario, sería el Gobierno actual de Zapatero: con una carga política extrema, con un antiamericanismo interno, así como en sus votantes de base, no se puede permitir un acercamiento público a EEUU, y eso, teniendo en cuenta el poder de los EEUU a nivel internacional, nos está conllevando graves consecuencias económicas, que se verán a largo plazo sin la menor duda. Un ejemplo, es la exportación de vinos españoles, que mientras que en los últimos años había subido extraordinariamente, ahora no sólo ha bajado, sino que la posición que ocupaba España ha caido en manos francesas. ¿Recuerda que Francia no quería intervenir en Iraq? ¿Recuerda que hubo declaraciones de Chirac contra EEUU con una fuerte carga? Por supuesto, Francia supo defender sus intereses económicos en Iraq al margen de si ese país tenía un dictador genocida o no (igual que Alemania.).

Las políticas de desarrollo..., verá, el tema está en que hay gobiernos que se preocupan mucho por el desarrollo en el tercer mundo, y se olvidan de que en su propio país hay gente tan pobre, o más que ellos (digo más, porque para más inri, están rodeados de riqueza, lo que hace más insufribles las carencias). Además, resulta extraño que los países que reciben estas ayudas, en sus presupuestos, dan más importancia a ejércitos y armamento que a políticas sociales como educación o sanidad. Creo que deberíamos replantearnos no la ayuda, sino la manera en que la damos, y a quién se la damos. ¿Podemos mantener, por ejemplo, a la población de Angola ante las hambrunas y crisis sanitarias, mientras que su gobierno se dedica a comprar armas? ¿No estamos quitándoles responsabilidades propias, para que se puedan dedicar a lo que deseen? Creo que es una hipocresía pensar que todas las ayudas al desarrollo son útiles, y creo que habría que tratar de dar más ayudas al desarme de estos países. El ejemplo más claro es Costa Rica: es un país sin ejército. En un momento dado, se decidió que era más importante la educación y el avance socioeconómico, que el tener un ejército a la última. Y ahora es el país más desarrollado de Centroamérica, con unas políticas de integración indígena francamente loables. Ejemplo a seguir, desde mi punto de vista, para todos los países del tercer mundo, pero que por desgracia, dudo mucho que sigan.

Así que, para terminar el tostón (perdón), decir que si el pueblo, en mi opinión, está más avanzado que los políticos, es porque en realidad no se hipotecan con unos u otros: no importa votar a PP en 2000, y en cambio a PSOE en 2004. Lo admiten, y si se han equivocado, a la siguiente rectifican, sin más. Los políticos no admiten errores, a lo sumo los maquillan quedando ciertamente mal, mientras que el pueblo ha asumido que los políticos deben variar, y que deben prestarles más atención.

Ahora, sólo falta que los políticos se pongan a la altura del pueblo, y den satisfación a sus exigencias. Yo calculo que en 20 o 30 años lo conseguiremos jajaja (quizás soy demasiado optimista).

Un saludo, y soy mujer ;-)

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